Jesús Quijada, empleado del mes. La libre expresión del pensamiento crítico no es un lujo, es una necesidad


(Rescato, solo por esta vez, el blog. El motivo lo merece)

A nadie se le escapa que vivimos momentos grises. No solo porque la coyuntura económica es del todo desfavorable, sino porque los mediocres triunfan y la libre expansión del pensamiento es cada vez más difícil. Todo atisbo de crítica es vivida como un ataque a la necesaria unidad para superar la crisis y toda representación irónica de la realidad es tachada inmediatamente de ofensiva.

El uso de las redes sociales, y especialmente de los blogs, se propagó en nuestro país con la promesa explícita de constituir un paraíso para la divulgación abierta del conocimiento y las opiniones libres. Sin embargo, en los últimos años parece que esta idea está perdiendo fuelle. Cada vez resulta cada vez más difícil encontrar tribunas verdaderamente independientes y críticas donde fluyan e intercambien sin barreras pareceres y discursos variopintos sin que ésto suponga agravios o se alimenten recelos.

Saludyotrascosasdecomer nació hace 4 años, en el otoño de 2008. Han pasado por él 11 plumas (¿o podríamos decir más bien “teclados”?) diferentes, y con 1317 entradas es uno de los blogs con más solera de la blogosfera sanitaria española. Uno de sus espacios más emblemáticos, el título de “El empleado del mes”, ha distinguido puntualmente a 31 figuras destacadas del panorama sanitario, social y político de todo el planeta, siempre con sorna y sana intención crítica. Entre ellos a ex-ministros como Bernat Soria y Trini Jiménez, expresidentes de CCAA como Esperanza Aguirre y Fernández-Vara, así como a la plana mayor del Servicio Extremeño de Salud (gerentes y varios directores y subdirectores incluídos). No faltó a la cita la  mismísima directora de la OMS, el virus de la gripe A ni el propio papa Ratzinger. Todos han acogido los premios con deportividad, o al menos no tenemos constancia de lo contrario… Sin embargo, el gris y desalentador panorama han mermado la mordacidad e irreverencia del blog en los últimos meses. Pero ha sido precisamente el último premiado con el distinguido título de empleado del mes el que ha terminado de dar la puntilla al blog que tuvo el honor de glorificar su figura.

Hace ahora justo un año tuvo lugar en Plasencia la representación de una obra de teatro, adaptación de “Knock y el triunfo de la medicina”. La iniciativa fue realizada íntegramente por profesionales sanitarios desde el principio hasta el final, sin un euro de presupuesto y siempre fuera del horario laboral, y fue un rotundo éxito en todos los sentidos. Se trata de una sátira de los procesos de medicalización de la vida aderezado con un fino humor francés. Pero no todos supieron captar la esencia de la obra ni sus sutiles ironías; de hecho, un delegado sindical trató por todos sus medios parar la obra antes de su estreno. Dicha actitud fue merecedora, como no podía ser de otra manera, de un nombramiento unánime de “Empleado del mes”. Pero dicho galardón no ha sido del agrado del agraciado, el cual, un año después, no sólo ha devuelto el título, sino que ha amenazado con tomar acciones legales en
caso de no retirar la entrada, rechazando incluso una oferta de réplica pública sin censura. Tales presiones, en un contexto de percepción de ausencia de la suficiente libertad como para seguir por la línea de mordaz humor, han desencadenado el cierre de saludyotrascosasdecomer.

Se trata de un hecho puntual que afecta a un solo blog, cierto; la desaparición de un blog libre no es nada, cierto. Muchos pueden pensar que es solo un mal menor, que hay cosas que están pasando que son mucho más importantes y trascendentales. Cierto. Pero no podemos permitirnos que haya quienes consideren que pueden tener la capacidad de corregir, reprobar o  impedir la libre expresión, ya sea ejercida a través de un blog o de una obra de teatro o de un artículo de prensa, y que todos los que le rodean se lo permitan, o lo jaleen o sencillamente miren para otro lado. No es ningún lujo poder tener independencia para pensar y poder expresarlo, con humor, ironía y sentido crítico. Es una necesidad. Una sociedad moderna que aspire a disponer de un capital
social rico debe cuidar, y no perseguir, a los que contribuyen a nutrirla de sana capacidad de reírse de ella misma y de construir ideas que permitan elevarla intelectualmente. Los que firmamos esta tribuna compartimos esos ideales. Por eso estamos aquí, visibles, y despiertos.

Gracias.

Los que quieran sacar conclusiones por ellos mismos pueden releer la entrada desencadenante del cierre de saludyotrascosasdecomer. Dado que no está ya disponible en el blog original, puede consultarse aquí: Empleado del mes, Jesús Quijada Hernández


Elijo la vida, pero de otra manera



En otras palabras: se acabó lo que se daba. Al menos en este formato y con estas miras. Culillo de mal asiento soy, así que, como el Guadiana, por algún lado saldré, pero por la blogosfera no me busquéis.

Sólo me queda agradecer a todos los que habéis seguido, comentado y criticado este blog y aquellos en los que he participado. Y también, como no, a los que a su vez han sido objeto de mis iras, de mis obsesiones, de mis dardos de punta mellada.

Ha sido un placer.

Chau.

(Foto: Tatuagem Viva la Vida tattoo, por micaeltattoo)


Post or perish?


Hace 4 años y medio escribí mi primera entrada en un blog. Dicen que los blogs se parecen, como los perros, a sus dueños. Pero éste no era mío personal, así que, aunque me veo reflejado en la mayoría de lo que allí escribí, no fue hasta que comencé en saludyotrascosasdecomer cuando me comencé a sentir como yo soy.

Al principio hacía esto de escribir en un blog por pura diversión. Como una forma creativa de pasar el rato. Pero poco a poco comencé a tachar más cruces: que si me  ayuda a estar actualizado, a leer y aprender, que si me sirve para encontrar almas gemelas o simplemente compañeros con los que pasar virtualmente un rato tomando cervezas imaginarias, que si me permite compartir y generar conocimiento, que si es una forma de activismo, como una especie de barricada en donde pertrecharme ante las situaciones injustas e indignas de la vida y del mundo que me ha tocado o que he elegido vivir, como es el mundo sanitario, etc.

Como diría una chica que una vez conocí en Córdoba: ¡PATRAÑAS! Puro ego. Quien escribe en un blog lo hace básicamente para alimentar su ego. Lo puedes disfrazar de mil maneras diferentes, pero en definitiva se trata de YO y YO, y en tercer lugar YO.

Pero esa no es la única cuestión. Resulta que luego te metes en una espiral de publicar y publicar, hasta que te encuentras opinando de todo, con o (la mayoría de las veces) sin crédito. Sin quererlo te conviertes en un infoxicador más. Casi como el de este chiste. Y, como quien habla de mucho y muchas veces, la mayoría de las cosas que uno puede hablar en un blog son totalmente PRESCINDIBLES. Y, lo que es peor: la capacidad de ser original es inversamente proporcional al número de entradas que publicas al mes. Ni el propio Julio Bonis se escapa a esta lógica. Lo que quiere decir que en cuanto revisas el archivo el hartazgo de ver que casi todas las entradas giran en torno a los 3-4 temas de siempre es indigerible.

Y (digo ésto exagerando, como buen andaluz, pero lo hago para que me entendáis) te ves un buen día que no puedes dormir porque estás dándole vueltas a una entrada que tienes en la punta de la neurona. O como vacío por no haber publicado nada ese día. O decepcionado porque la entrada que pensabas que había sido demoledora no la ha leído ni cristo. O contrariado si alguien te critica sin tú saber porqué. Y lo divulgas en twitter, y en facebook, firmas tus correos electrónicos con los links de tus blogs, y te metes a hacer comentarios en blogs ajenos para ver si así, siguiendo tu huella, consigues arrancar un puñado de entradas diarias más.

Y te llaman de la radio, y en quince días te hacen dos entrevistas en las que te repites más que una papilla de pepinos sin E. coli. Y te conviertes un día en una especie de gurú de «esto de la blogosfera sanitaria» y al año siguiente, por haber sido algo crítico en alguna ocasión, te encasilllan en el lado de los «anti-gurús». Curiosa esta dialéctica de «los buenos» y «los malos». Ahhhh!

Y te reclaman para participar en unas jornadas porque han leído algo en el blog que les ha gustado a los locos de la organización. O te ves escribiendo artículos para revistas o libros por el mismo motivo. Y comienzas a decir que no a congresos blogosféricos y demás eventos adláteres.

Y descubres que tu blog a veces tiene vida propia, que en realidad lo que has hecho es crear un monstruo que sólo se contenta con más y más entradas. Como quien va a un restaurante caro y le sirven no más que platitos minúsculos, lo único que deseas es pasar la página, comerte la nueva entrada, sin darte apenas cuenta de que es tu propio blog el que te está comiendo, el que se alimenta de tí. ¡Maldita obsolescencia bloguera! ¡Maldita leyenda 2.0! ¡Malditos 140 caracteres!

Y, lo que es incluso peor, lo peor de todo: que ya no te diviertes como al principio…

Y un día te paras y te haces de verdad la pregunta que lleva mucho tiempo rondando la cabeza:

¿Sigo o no sigo? To post or to let it perish? Esa es la cuestión…


Desandando lo andado en la era 2.0


Si bien la medicina basada en la evidencia no da respuestas a todo, lo que los datos demuestran demostrados están. Lógicamente, las vidas humanas, los testimonios emocionales, las vivencias personales, lo cualitiativo, lo humano y lo divino, no tienen mucha cabida entre NNT, gráficas y árboles de decisión. Se le pueden achacar muchos defectos a «la evidencia científica». Pero a la hora de la verdad a todos se nos llena la boca de la palabra «evidencia», y a nadie se le ocurre pedirle a los políticos que no se dejen llevar por argumentos técnicos «basados en la evidencia», sino todo lo contrario. Y si un gerente no pone en práctica intervenciones que han demostrado su costeeficiencia, sería tachado inmediatamente de «inútil». Y si un médico deja de poner un tratamiento recomendado según la evidencia, se expone a ir a un escarnio público.

¿Porqué cuento todo ésto?

Pues resulta que en la era de lo 2.0 están aflorado los llamados «lay experts». Expertos profanos, podríamos traducirlo. Personas normales y corrientes cuya única arma es cualquier dispositivo que esté «conectado» a la red. De ahí el otro término: conectividad. Conectividad que permite llegar a mucha gente, de forma asincrónica, en cualquier punto del planeta y en cualquier momento. Conectividad que permite llegar a la información, triturarla, deconstruirla y servirla, adulterada o comestible, en platos en forma siempre de pequeñas porciones, por favor. Y que permite manosear hasta la saciedad los conceptos y los argumentos hasta a veces descontextualizarlos y así poder dejarlos desnudos, sin sentido, para poder desarmarlos y vencerlos con mayor facilidad.

Así, los lay experts son carne de cañón de empresas tecnológicas y farmacéuticas, que los utilizan para espolearlos en contra de los políticos y gerentes arbolando una nueva cultura de empoderamiento ciudadano y consiguiendo al fin atraer sobre ellos la atención presupuestaria suficiente como para saciar su necesidad egocéntrica de salud.

Un ejemplo de ellos lo vemos en este profundo análisis de Kristin Barker, socióloga norteamericana. Esta investigadora ha analizado las reacciones de las guerrilleras 2.0 a las recomendaciones del U.S. Preventive Services Task Force sobre el uso de la mamografía. Recomendaciones, por otro lado, basadas en la evidencia. Pero que a las «nuevas activistas sociales» no les parecen tan recomendables. Vamos, que directamente las intentan ridiculizar, cuando no las tachan de asesinas.

Las tecnologías 2.0 nos ofrecen muchas, muchas, muchas oportunidades para progresar, para incorporar la perspectiva, cuando no directamente la participación activa, del paciente, para desbancar el predominio insultante de los pretendidos «expertos» y de muchos médicos que no merecen serlo, para realmente dar poder, control, recursos y herramientas para que todos dependamos menos de la sanidad para estar sanos, para que la democracia real sea un hecho también en los servicios sanitarios, para mejorar la transparencia de las instituciones y empresas que trabajan en este sector… se me ocurren mil cosas más, mil aspectos positivos más.

Pero, señores, si el rollito 2.0 va a traernos marujas «conectadas» u hombretones i-phone en mano demandando más y más y más, lo siento, pero conmigo no cuenten.


¿En qué ha cambiado Internet la relación médico-paciente?


Esa es la pregunta que un grupo de inquietos holandeses se ha hecho. Pero no crean ustedes que nos dan la respuesta. Allanan algo el terreno, eso sí. Simplemente categorizando las posibles respuestas. Así que !abran juego, señores¡


The inverse technology-care theory


Un médico general rural de los de toda la vida enunció hace años una ley llamada la «ley de cuidados inversos«.

«La disponibilidad de una buena atención médica tiende a variar inversamente a la necesidad de la población asistida. Esto se cumple más intensamente donde la atención médica está más expuesta a las fuerzas del mercado, y menos donde la exposición esté reducida».

Aunque no se han realizado ensayos clínicos para demostrar fehacientemente la validez de esta ley, muchos estudios y la mera observación de la realidad avalan consistentemente su vigencia.

Hace meses, apoyándose en esta ley, y desgranando diversas estrategias de sobremedicalización, se hablaba de la «ley de beneficios inversos«. Según el amigo Raimundo Pastor publicaba en Wikipedia, esta nueva ley quiere decir que

«la relación entre beneficios y daños de un nuevo medicamento tiende a ser inverso al esfuerzo comercial del marketing para promover la introducción de dicho medicamento».

Ejemplos de esto otro hay muchos. Basta con ver la extensión y profundidad conque se ha extendido la farmacotecnia en nuestras vidas.

Ahora se publican varias evidencias, indirectas, eso sí, y con muy escasa magnitud de efecto, que relacionan la clase social con la utilización de tecnologías sanitarias. Particularmente en el empleo de tecnologías sanitarias aplicadas al tratamiento de la cardiopatía isquémica establecida (angiografía, angioplastia, by-pass aorto-coronario). De esta manera, los pertenecientes a clases sociales más desfavorecidas tienden a ser tratados menos con estas tecnologías.

Age-adjusted diffusion of coronary procedures, 1989–2003, by socioeconomic status (SES).

Si consideramos que las poblaciones con menor poder adquisitivo tienen más riesgo de tener problemas coronarios y les proporcionamos proporcionalmente menos atención diagnóstica y terapéutica que a los más favorecidos (los que, además, más posibilidades tienen de oferta privada y más acceso a medios tecnológicos disfrutan), estamos perpetuando la ley de cuidados inversos también en este caso.

Claro, que hay gente que por decir estas cosas te llaman viejo

La cosa no es decir NO a la tecnología, no se equivoquen ustedes conmigo. La implantación tecnológica puede servir para muchas cosas. Entre otras, para equilibrar las desigualdades en salud. Pero si las dejamos a su libre albedrío (libre mercado) lo que verdaderamente contribuirán es a ahondar en estas injusticias sociales.


Por una blogosfera sanitaria libre


Cuando se cumple ahora casi un año del #1CBS y estando cerquita de su segunda edición, el debate sobre la financiación del congreso vuelve a la escena. Ya el año pasado hubo comentarios, algunos de ellos un tanto obscenos y poco afortunados («habéis puesto el culo para que os la meta la industria», y similares), otros muy oportunos ya que obligaron al comité organizador, entre los que estaba yo, a dejar las cosas claras.

Pero en este último año, señores, el panorama de la blogosfera ha cambiado. La blogosfera ha perdido la virginidad. Y no sólo, desde luego, por la saga de los #CBS. Ya en el primer congreso blogosférico se pudo percibir el gran interés que había en este fenómeno: muchos curiosos que buscaban la forma de poder sacar tajada, aunque fuera pequeña, en este pastel (o bizcocho-burbuja) hicieron los contactos oportunos y establecieron las alianzas que les han permitido sacar ventaja sobre otros competidores. Ahora proliferan las agencias de comunicación que intentan colarte gratuitamente en tu blog una nota de prensa bajo el pretexto de divulgar «información relevante en salud», llueven las ofertas para intercambiar links (una forma muy cutre e inocente de buscar promocionarse), las plataformas que intentan agregar contenidos ajenos sin aportar nada propio y poder empaquetar un producto vendible a las agencias publicitarias (no os perdáis los comentarios de esta entrada, por favor), las consultoras que contactan con los nuevos influyentes para que generen algo que solemos hacer muy bien como son las ideas a un precio generalmente irrisorio o con falsas promesas de copar puestos al lado de los dioses del olimpo, y mil y una estrategias para repartirse el pastel del conocimiento colectivo (o de cómo engañar a un iluso bloguero para que trabaje para ti a cambio de darte «visibilidad», «reputación» e incluso cierta «fama»). Y lo peor de todo, es que hay algunos que han caído en la trampa, de alguna u otra manera (incluso yo mismo alguna vez, lo confieso). ¿De verdad que somos tan tontos?

Y ha cambiado también porque hay bloques muy bien definidos entre los más críticos y los buenrollistas, de manera que la distancia entre ambos parece cada día más insalvable. Y ha cambiado porque las grandes multinacionales de las telecomunicaciones y las tecnologías sanitarias están asomando y tratando de actuar de imanes silentes que atraer talento dispuesto a ejercer de apomediadores de pacientes empoderados (¡qué palabros, verdad! Palabros para un mundo pretendidamente 2.0 que actúa como 1.0 y, sobre todo, parte de los mismos esquemas pero con un envoltorio virtual). Y ha cambiado por que está comenzando a dar visos de perder su esencia y su frescura. Y ha cambiado porque hay demasiada gente con espíritu vouyerista pendiente de ella, como quien ve los toros desde la barrera. Y ha cambiado porque hay demasiadas manos manoseando y pretendiendo manipularla.

Señores. El río de la blogosfera está revuelto, y algunos pescadores se van a poner las botas. Y otros, como bobos, mirarán para otro lado, probablemente a la luna.

Si alguien aún cree en esto de la blogosfera sanitaria tal y como había sido hasta ahora, debe, con fuerza, gritar POR UNA BLOGOSFERA SANITARIA LIBRE (y a ser posible, libre de humos, por favor). Y si no, a otra cosa, mariposa.


Medicotronic


Vengo a por un volante para unos análisis para ver el colesterol.

Pero José, si los últimos los tenía bien, y se los hizo hace 5 meses apenas.

Ya, pero digo yo que puede haber cambiado en este tiempo, y además, Don Damián me los hacía a cada 6 meses, así que…

Vengo a por un volante para el especialista.

¿Qué es lo que le ocurre? ¿Para qué quiere que le vea el especialista?

Porque a mi estos dolores no se me quitan, y usted no hace nada más que mandarme pastillas, y digo yo que eso me lo tendrá que ver un médico.

Amalia, ¿no es cierto que estuvo usted hace unos meses al especialista de los huesos? ¿Y que le puso este tratamiento (un bifosfonato) que ya le dije yo que no le servía para esos dolores? ¿Y que ya le hemos hecho pruebas, y que ya sabemos que lo que usted tiene no tiene operación? No entiendo el motivo de ir otra vez al especialista….

¿Ah, pues me mande!

Vengo a que me mande estas medicinas.

A ver démelas. Estas gotas para el oido son para la infección. ¿Tiene usted algún problema ahora?

No, pero es que me dan todos los meses.

Me suena un poco raro eso. ¿Seguro que son infecciones de oído? Tendría que vérselo, Consuelo.

No, si eso ya me lo ha mandado otra vez un médico, así que digo yo que tendrá que hacerme la receta.

¿Y qué más desea?

Pues esto (ibuprofeno de una marca).

(Dados los antecedentes con otros pacientes, ni me planteo pasárselo a principio activo).

¿Y qué más?

Pues ésto (Eritromicina) y ésto (jarabe de extracto de ginkgo biloba).

La eritromicina es un antibiótico. Quizá, si lo que tiene es algo que no precisa tratamiento con antibiótico, es mejor que tome otra cosa.

¡Ah, no! A mí para la garganta es lo que mejor me viene.

Y el jarabe éste, Consuelo, no lo tiene metido en su historial.

Pues me lo mandaron para los vértigos.

Hombre, la verdad es que puede ser útil, pero no mucho. Y además, ¿está usted mal ahora de los vértigos?

Pues no, pero me lo tomo siempre, y me lo mandó aquel médico y usted me lo tiene que recetar también.

Mis padres me enseñaron buenos modales. Hice primaria y bachillerato en un buen colegio. Estudié medicina en dos universidades normalitas, con un expediente mediocre, pero soy médico también. Y encima con especialidad. Y durante todo este tiempo me han enseñado técnicas de comunicación. Incluso hice la tesis doctoral sobre este tema. Incluso me he atrevido a impartir yo mismo cursos sobre cómo comportarse con los pacientes de una manera humana y cómo comunicarse de una manera empática.

Pero cuando uno encadena tres consultas consecutivas como éstas, lo único que le sale, del alma, es ésto:

Mire usted, señora. Se me ocurre que podríamos hacer una cosa. Poner en la puerta un robot que haga de médico. Funcionaría así: usted le mete la tarjeta sanitaria, y una voz le va guiando. ¿Que quiere un volante para unos análisis? Pues al botón 1. Que los quiere completitos, análisis de todo? Al botón 2 ¿Que quiere unas radiografías de cuerpo completo? El botón 3. ¿Un volante para el especialista? Pues el botón 4, y le sale un volante en blanco, para que usted le ponga el nombre del especialista que quiere que le vea, y si quiere dos pues le da dos veces al botón. ¿Unas recetas? Pues lo mismo, el botón 5 y una receta en blanco, luego usted pone lo que desee. Y mientras tanto, a mí me dejan el tiempo libre para poder atender a los que verdaderamente me necesiten. Si alguna vez quiere que lo vea un médico de verdad, entonces tendrá las puertas de la consulta abiertas, para o que haga falta. Para todo lo demás, el robot.

Y no me he arrepentido, a fecha de hoy, a decir estas palabras… ¡aunque no me guste nada tener que decirlas!


Objetivos del milenio, tan lejos, tan cerca


Los objetivos del milenio fueron enunciados por la OMS en el año 2000. De trata de un ambicioso plan que marcaba unas metas relacionadas con aspectos básicos, derechos fundamentales, en materia de salud, que quizá a nosotros nos parezcan elementales, como reducir la mortalidad infantil y materna, pero que hace apenas 50 años era perfectamente aplicables a nosotros y parecían inalcanzables.

Una de las críticas que siempre reciben pronunciamientos tan pomposos como vacíos por parte de organismos supranacionales en los que casi nadie cree es que los esfuerzos que los países dedican a este tipo de objetivos siempre es insuficiente, con lo que las metas se ven carentes de sentido en cuanto te detienes a ver si se están cumpliendo. ¿Estamos o no ahora en esta situación? ¿Estamos de nuevo ante un informe que es papel mojado? ¿Se están cumpliendo?

Pues veamos. La OMS acaba de publicar un informe donde se analizan resultados preliminares. En su página web nos informan que:

  • Fewer children are dying. Annual global deaths of children under five years of age fell to 8.1 million in 2009 from 12.4 million in 1990.
  • Fewer children are underweight. The percentage of underweight children under five years old is estimated to have dropped from 25% in 1990 to 16% in 2010.
  • More women get skilled help during childbirth. The proportion of births attended by a skilled health worker has increased globally, however, in the WHO Africa and South-East Asia regions fewer than 50% of all births were attended.
  • Fewer people are contracting HIV. New HIV infections have declined by 17% globally from 2001–2009.
  • Tuberculosis treatment is more successful. Existing cases of TB are declining, along with deaths among HIV-negative TB cases.
  • More people have safe drinking-water, but not enough have toilets. The world is on track to achieve the MDG target on access to safe drinking-water but more needs to be done to achieve the sanitation target.

Parece que la cosa ha mejorado algo. Pero detengámonos en un punto concreto: el de la mortalidad materna. La revista The Lancet publicó el año pasado un artículo en el que se detenía en este punto crítico que es un buen indicador de las condiciones de vida y de salud de la población de un país.

Y sí, parece ser que la tendencia globalmente es, al menos, esperanzadora.

Pero si nos ponemos a analizar país por país, resulta que hay mucha, demasiada concentración de la mortalidad en algunos lugares del planeta: sólo seis países representaron más del 50% de la mortalidad materna, como son la India, Nigeria, Pakistán, Etiopía, la República Democrática del Congo y Afganistán, siendo este último el que más tasa concentra del mundo. Resulta que a más fertilidad y menor PIB, mayor mortalidad materna. Y lo peor: sólo 23 países están en camino de lograr una disminución del 75% en 2015, meta del milenio en este indicador. Países como China, que estaban en el furgón de cola, son los que más logros están obteniendo.


Como casi siempre con este tipo de informes, uno se queda con un regusto agridulce. A uno le gustaría ver este mapa en pocos años con más colores azulitos, y no parece algo tan difícil de alcanzar (si lo hicimos nosotros…). Pero las desigualdades entre países ricos y pobres no parece que vayan a decrecer.


Varapalo a la educación médica


En medio como estamos en nuestro país de la tormenta sobre el debate sobre el patrocinio de los eventos congre-blogosféricos, viene ahora un auténtico huracán. Un dramático cambio, en palabras del director general de la European Federation of Pharmaceutical Industries and Associations (EFPIA): Astra-Zéneca renuncia a pagar los viajes a los médicos para asistir a los congresos.

Pero no se asusten ni los médicos ni sus colegios profesionales ni sus sociedades científicas ni las agencias de viajes, que ésto sólo afectará a los viajes a los congresos internacionales. La compañía mantiene su compromiso con los eventos de educación médica locales.

Pareciera que el dinero tiene algo que ver con la decisión (según la fuente, la industria farmacéutica dedica a este tipo de muestras de hospitalidad la friolera de 850 miles de millones de dólares al año), pero según los impulsores de la medida es una cuestión de ética. Aunque, aclaran,

AstraZeneca should not do anything that could be seen as an inducement to prescribers to use its products. «We start from the position that our products stand on their own merits.»

Anything? Are you sure, dear friend?

Pues algunos no lo tienen tan claro, y poniendo el ejemplo de uno de los estudios realizados con la rosuvastatina [crestor (R), de dicho laboratorio] esgrimen diversos argumentos para concluir que lo que se ha divulgado sobre este fármaco en dicho estudio (dicho sea de paso, presentado en numerosos congresos internacionales) es, cuando menos, un ejercicio de «desinformación». ¿Casualidad?

¿Cuestión de ética? ¿Pues no decís que no interferís en las decisiones de los médicos? ¡Esto no hay quien lo entienda! 😉