Asociaciones de pacientes y conflictos de interés: no todas son iguales


Por mucho que Farmaindustria tenga un código que autoregula su relación con las asociaciones de pacientes, son cada vez más las organizaciones que buscan financiación para sus actividades en los laboratorios farmacéuticos, ya sea de una forma directa o indirecta. Y la sombra de la sospecha en cuanto a que sus conflictos de interés condicionan su discurso y sus actividades sigue planeando sobre ellas.

Pero no todas las asociaciones de pacientes son iguales.

Hace año y medio tuve la ocasión de colaborar con una de ellas, ASEM Catalunya, una asociación de pacientes con unas duras y muy limitantes enfermedades neuromusculares. Fue en unas jornadas, sus segundas, que celebraron en una sede de la Diputación en Barcelona. Al igual que aquel año, en esta ocasión la organización no cuenta con financiación por parte de ningún laboratorio, y se las apañan con cuatro euros para diseñar un programa en el que se centran en aspectos como la necesidad de crear registros específicos para este tipo de enfermedades, cómo arropar al cuidador, cómo usar servicios sociales y cómo fomentar la autonomía. Y recurriendo a alternativas a los fármacos, como la fisioterapia, y saliendo fuera de lo que los servicios sanitarios pueden ofrecer, como la arteterapia y la expresión teatral.

Ojalá cundiera el ejemplo. Mi admiración por toda esta gente.


Transparencia, sí gracias


Hablar de que la industria farmacéutica influye en los médicos no es decir hoy día nada nuevo. Este tema se ha analizado en multitud de ocasiones. Hasta tal punto que muchas organizaciones, como No Gracias, defienden un nuevo modelo de relación basado en la transparencia y la independencia profesional.

Una de las medidas más controvertidas para asegurar la transparencia sería la elaboración de un registro público y abierto, que se actualizara periódicamente, en el que se expliciten las relaciones económicas y financieras con las compañías farmacéuticas. Tanto para personas individuales como para asociaciones profesionales. Así lo pide un informe de la Fundación Kovacs y la Organización Médica Colegial, la sociedad española de salud pública y administración sanitaria (SESPAS) y la propia No Gracias (nodo de Murcia).

Pero yo iría más allá. La influencia de aseguradoras, mutuas, empresas tecnológicas e industria alimentaria es cada vez mayor. El negocio de la salud se está diversificando y ampliando, y aunque las citadas no tienen la misma capacidad de influencia que las multinacionales farmacéuticas (mueven menos dinero…), las técnicas de mercadotecnia son las mismas y la potencial capacidad de interferir en la toma de decisiones clínicas idéntica. Por tanto, los vínculos económicos y financieros con estos otros sectores deben ser también explicitados.

También se deben poner de manifiesto «pecados menores», como la invitación a un congreso, porque en ocasiones no son tan «menores» como se dice. Esto quizá incomode a muchos compañeros, pero es su problema: lo siento. Es hora de poner las cartas sobre la mesa. No se trata de ser más puro que nadie, se trata de dejar claro quién es quién.

Aunque para ser justos también hay que pedirle cuentas a los que nos dirigen y gestionan: políticos y gestores sanitarios también deberían exponer públicamente sus relaciones económicas con la industria, y el régimen de incompatibilidad en los altos cargos decisorios deben ir más allá de lo actualmente establecido para evitar que el fenómeno de puertas giratorias inunde a los sectores que se lucran de la sanidad de personas cuyas agendas de contacto e influencia en la administración sanitaria haya sido determinante.

Lo que hay que determinar es cómo y hasta qué punto llevar a cabo los registros de las relaciones económicas con los agentes del mercado de la salud. Pero que haya o no que hacerlo debería ser algo fuera de discusión. La sombra de la sospecha planea…

Gracias a Pepe Martínez y a Paco Camarelles.


En la salud y en la enfermedad, hasta que la medicina nos separe


A esta hora y en éste sitio, en el marco de las Jornadas «Dueño de mi Salud«, una serie de estudiantes universitarios (¡ahhh, juventud, divino tesoro, bálsamo para mis ojeras incipientes y lentes para mis présbicos ojos!) y un servidor daremos voz y vida a esta presentación.

He de dar las gracias a los estupendos amigos de IFMSA-Granada (ejemplos como los de estos chicos nos devuelven la esperanza de una futura profesión médica más comprometida). Por supuesto, en este caso sí que declaro tener conflictos de interés…


Jornada Polimedicación y Salud


A estas horas, Antonio Villafaina, amigo del alma, y un servidor estaremos participando en Murcia en una Jornada sobre Polimedicación que organiza la Consejería de Salud murciana.

En la misma, además de presentar la experiencia del programa de atención al paciente polimedicado que llevamos a cabo en nuestra Área de Salud de Plasencia, haremos un breve repaso de lo que es, cómo se gesta y qué implicaciones tiene la polimedicación en nuestros días.

De todas las diapositivas e ideas de la presentación, me quedo con una, que procede de un artículo reciente: Managing Medications in Clinically Complex Elders: There’s Got to Be a Happy Medium. Tenemos que encontrar el punto medio feliz: ni pasarnos ni quedarnos cortos. La virtud, que dirían algunos.

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En dichas jornadas presentaremos además el curso sobre atención integral al paciente polimedicado, curso online que cuenta con el mecenazgo (ojo con el eufemismo que utilizo) de Chiesi. Como en otras ocasiones hemos hecho, he aquí la declaración pertinente de potenciales conflictos de interés:

Queremos declarar y declaramos, en plenitud de nuestras facultades mentales, que no tenemos nada que ver con la entidad patrocinadora del curso, que no tenemos ningún tipo interés comercial con dicha empresa ni hemos sido beneficiario de ayudas, subvenciones o patrocinios anteriormente por la compañía susodicha, salvo el curso online de igual nombre que hicimos hace año y medio en Unidad Editorial (Correo Farmacéutico y Diario Médico). Por supuesto, tanto nosotros, como autores y coordinadores del curso, como el resto de autores, recibiremos una compensación económica derivada de la autoría y organización del curso. Tampoco, por descontado, poseemos acciones ni otros títulos especulativos en la misma. Respecto a la jornada, no hemos recibido ni recibiremos remuneración económica por participar en la misma. La organización corre con los gastos de desplazamiento (en un León tdi sport limited rojo), manutención y alojamiento derivados de nuestra asistencia. Atentamente, Antonio Villafaina y Enrique Gavilán.


¿Un ejemplo de relaciones éticas con la industria?


Para que no vayan por ahí diciendo que sólo hablo mal de la industria farmacéutica.

Pondré un ejemplo, que viví en primera persona, de una actividad organizada por un laboratorio farmacéutico (en este caso, la fundación del laboratorio) que se sale de lo habitual y que, a mi modo de ver, puede marcar una línea interesante de colaboración entre los laboratorios y el mundo sanitario. ¿Por qué motivos? Iré al grano:

  • Había cuota de inscripción: 100 € (por un curso de 15 h). De gratis nada.
  • El laboratorio no se hacía cargo del desplazamiento. Tampoco del alojamiento. Ambos a cargo de cada cual.
  • El curso tuvo lugar en un aula de una universidad pública (la Facultad de Farmacia de Santiago de Compostela).
  • Las dos comidas de trabajo se hicieron en el comedor universitario, ambas incluidas en el precio. Era el menú del día.
  • El contenido del curso no tenía ni de lejos relación con la terapéutica. Era de un tipo de metodología docente (el Aprendizaje Basado en Problemas).
  • No había ni una sola referencia a fármacos en el curso. Ni un solo delegado de ventas. Tan sólo dos técnicos de la fundación y el propio director de la misma, que no participaron más que como apoyo del curso y no interfirieron en un sólo momento ni trataron de establecer vínculos con los discentes más allá de la mera y necesaria cortesía entre personas.
  • Los profesores no son profesionales en nómina de la fundación. Trabajan en universidades públicas españolas. No tenían conflictos de interés, aunque como es lógico, cobraban de la fundación por dar el curso…

Lo único que me recordó al marketing fue el video de 5 minutos que nos hicieron ver tras la inauguración, donde se hacía gala de la cantidad de actividades que lleva a cabo la fundación. Algo que, por otra parte, también hizo de viva voz el decano en la propia presentación: vender lo bueno que son en la universidad. Nada nuevo, pues.

(Por supuesto, también hago mi propia declaración de potenciales conflictos de interés. Nunca he recibido subvenciones ni pagos ni remuneraciones por servicios de esta fundación, ni tengo intereses comerciales ni financieros o especulativos con ella. Una vez anteriormente asistí a otro curso de la misma fundación, siendo entonces mi asistencia subvencionada por la Escuela de Estudios de Ciencias de la Salud, entidad dependiente de la Consejería de Sanidad de Extremadura.)

Me sorprendió tanto, que le di la enhorabuena al director de la fundación. No estamos acostumbrados a estas cosas…

Pero lo mismo a Farmacriticxs no le gusta la idea. O a «No gracias«. Ambas defienden en su webs «unas relaciones éticas y transparentes con la industria farmacéutica». Ésta podría ser una manera. O a los que comen de la industria farmacéutica. No sé. En los últimos meses me han llegado a decir de todo: desde lameculos de los laboratorios a enemigo de la industria. Incluso me han reñido públicamente por «mofarme» de ella. Mientras, yo sigo siendo el mismo, y seguiré hablando de estas cosas. Gracias a todos vosotros, claro.

Post dedicado a @evavelasco.


Responsabilidad del blogger sanitario


El próximo 24 de Junio (san Joan) participo en las XXX Jornadas de la AES (no la FAES, sino la Asociación de Economía de la Salud). Concretamente en la mesa redonda nº 13 (buen número) sobre «Economía de la información, responsabilidad social e impacto de las redes sociales». Comparto mesa con mi «vieja» amiga (que no amiga vieja) Milagros Pérez Oliva (¿os acordáis del «Grünenthal affaire«?), que hablará de «El papel de los medios de comunicación generalistas en el intercambio de información», y con Juan José Ganuza, del Departamento de Economía y Empresa de la Universitat Pompey Fabra, que se encargará de hablarnos del complejo mundo de «Los problemas de información asimétrica, la comunicación y la responsabilidad social de las empresas en el sector sanitario». La moderación corre a cargo de Juan del Llano.

El tema que eligieron para que hablara, en calidad de blogger múltiple, es «La responsabilidad del blogger sanitario», a cuyo título he añadido la palabra «compromiso», como podéis ver en la presentación:

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Debo agradecer a Javier, Académico, FernandoG, Luis Carlos, Tere Martín y Rafa Bravo, que han aportado todos y cada uno de ellos un granito de arena a esta presentación. Y, como no, a los componentes del blogstorming del congreso de la blogosfera, en el que se habló, ente otras cosas, de este tema.

También aprovecho para hacer mi particular declaración de potenciales conflictos de intereres, ya que veo en el programa que la mesa está patrocinada:

Quiero declarar y declaro, en plenitud de mis facultades mentales, que no tengo nada que ver con la entidad colaboradora que aparece en el programa, que no tengo ningún tipo interés comercial con dicha empresa ni he sido beneficiario de ayudas, subvenciones o patrocinios anteriormente por la compañía susodicha. Tampoco, por supuesto, poseo acciones ni otros títulos especulativos en la misma. Respecto al congreso, he de decir, con el corazón en la mano y con la cabeza fría, que no he recibido ni recibiré remuneración económica por participar en la mesa, y que la organización corre con los gastos de mi desplazamiento (en mi León tdi sport limited), manutención y alojamiento derivados de mi participación. Atentamente,

egavilan


Declaraciones de conflictos de interés: el #1CBS y yo


Estoy adquiriendo la sana costumbre de hacer declaraciones de conflictos de interés en las últimas actividades en las que he participado y que han sido financiadas total o parcialmente por promotores externos procedentes de sectores industriales. El primer congreso de la blogosfera sanitaria, en el que participo como miembro del comité organizador y en una mesa como ponente, no podía ser menos.

Por un lado, respecto a la entidad organizadora, la Fundación Gaspar Casal: No soy miembro de su patronato ni de su consejo asesor. Podría decirse que soy colaborador de Proyecto Nets, ya que muchos de los contenidos de este blog y del otro donde escribo (saludyotrascosasdecomer) las incluyo en ella bajo el nombre de saludyotrascosasdevivir. No recibo por ello ningún tipo de remuneración.

Respecto a los patrocinadores, no tengo ningún tipo interés comercial con dichas empresas ni he sido beneficiarios de ayudas, subvenciones o patrocinios anteriormente por dichas compañías. Por supuesto, no poseo acciones y otros títulos especulativos en ellas.

No he recibido ni recibiré remuneración económica por participar en la organización del evento. Tan sólo los gastos de desplazamiento, manutención y alojamiento derivados de la participación del día del encuentro.

Atentamente,

Enrique Gavilán


Blog no a la venta


El otro día, hablando con Miguel, de Salud con Cosas, me comentaba que esto de los blogs se parece cada vez a un mercado. Hasta el punto que hay sospechas de que algunos bloggers son comprados o bien como medio publicitario o simplemente para tenerlos calladitos. Lo cual habla a favor de que los blogs son medios que crean opinión, y por tanto, su valor es directamente proporcional al daño o al beneficio que pueden ocasionar estos «estados públicos de opinión». Un nuevo tema para la autoreflexión en la blogosfera sanitaria será, precisamente, anticiparse al advenimiento de este mercadillo al (¿aún virginal e incorruptible?) ámbito sanitario y comenzar a debatir sobre la responsabilidad del blogger, la transparencia y los conflictos de interés.

Curiosamente, acabo de toparme con este post de un blog sobre publicidad y comunicación social, en el que analizan el tema de la compra-venta de blogs en el sector del turismo. Me quedo con una frase crucial: La comunicación pagada pierde credibilidad. En definitiva, se trata de eso mismo.

Por si acaso a alguien se le ocurre tentarme (que no lo creo, no soy nadie…): Ni este blog ni este blogger están a la venta. ¡Antes sencillo que vendido!