Larga vida a Leonard


gracias a FernandoG.


Saramago vive



¿Porqué cambiamos de comportamiento?


Hay muchas teorías de porqué la gente cambia. Si dejamos a un lado las ya clásicas de Prochaska y DiClemente y similares, los hay que piensan que el cambio de actitudes puede venir de la mano del humor (como nos quieren hacer ver en esta web comercial).

Sin embargo, emulando a Marx (Karl), mi teoría es mucho más materialista. Algo me dice que el cambio sólo viene si del nuevo estado se obtiene una ganancia (generalmente económica).

La reflexión nace de la lectura de «Knock y el triunfo de la medicina«. El nuevo médico que llega al ingenuo y sano pueblo francés cambia el modelo de prestación de los servicios sanitarios del médico anterior a base de involucrar a todos en su nuevo proyecto. ¿Cómo? Gracias a unas buenas dotes de comunicación y de persuasión. 1) Parte de conseguir un estado de sensibilización que favorezca la consecución de sus objetivos (primero mediante la explotación de suerte de creación de la necesidad por la inseguridad, lo cual es una forma de «determinismo sanitario», para luego proceder a ofrecer la correspondiente cura. Algo así a lo que nos enseñaba la terrible escena de la adorable película de Disney «Pinocho«). 2) El plan no puede ser ejecutado en solitario: necesita de la complicidad inocente de todos, embaucados por las dotes persuasivas del médico y, como no, aprovechando su condición de poder social. Pero la gente del pueblo no es tonta. Todos ganan. La riqueza generada se comparte. Y todos contentos: el farmacéutico vende más medicamentos, la gente siente que sus enfermedades (inventadas) están bajo control, el hostelero tiene siempre el hotel (convertido en hospital) a rebosar…

Y sobre todo, lo principal: el nuevo orden establecido perdurará si los que ostentan el poder adquieren el máximo beneficio con el cambio.

Moralejilla: es esencial conocer lo que uno desea alcanzar para luego persuadirle de que con el cambio que queremos imponer puede alcanzar su sueño.

(Video de www.thefuntheory.com cortesía de Manu Campínez, colgado en el blog del Grupo «Comunicación y Salud»)

(Imagen extraída del blog «Christian men-Christian warriors«)


Boca


Hace unas semanas, buscando fotos para mi galería, entresaqué una de mi segundo viaje a Argentina. Era la fachada de una vivienda del barrio porteño de Boca, famoso por ser sede del Boca Juniors donde nació profesionalmente Dieguito (Maradona).
Caí en la cuenta (recordé) que en la portada de la casa retratada  había una placa conmemorativa que reza:

En este solar boquense nació el poeta argentino Francisco Juan Poliza (1894-1971)

¿Y quién es ese Francisco J. Poliza? Busco en google y encuentro que era una persona muy apegada al barrio de Boca, uno de los más conocidos y visitados de Buenos Aires por el colorido de sus casas, pero que esconde muchas miserias, desempleo, marginación y drogas. Curiosa paradoja de la que ninguna sociedad puede sustraerse.
El él es esta maravilla de poema, en recuerdo de un pintor boquense:
«(…)
En todos los colores sustanciados,
en tu recuerdo fiel,
en tu sombra purísima
donde la luz, amor purificado
en amor, es amor que resucita.
(…)
Te hacemos la promesa, no olvidarte
y sin melancolía:
a tu amor, en tu amor es profecía,
será nuestra la Luz, parte por parte.»
A Fortunato Lacámera, de Francisco Juan Poliza, 28 defebrero de 1951.

Sirva esto de pequeño homenaje a este hombre.


La paradoja matemática de la nostalgia


Cuanto mayor es el tiempo que hemos dejado atrás, más irresistible es la voz que nos incita al regreso. Esta sentencia parece un lugar común, sin embargo es falsa. El ser humano envejece, el final se acerca, cada instante pasa a ser siempre más apreciado y ya no queda tiempo que perder con recuerdos. Hay que comprender la paradoja matemática de la nostalgia: ésta se manifiesta con más fuerza en la primera juventud, cuando el volumen de la vida pasada es todavía insignificante.

Cap 22. La ignorancia. Milan Kundera. 2000, Tusquets Editores.