Dinero y salud ¿Causa o consecuencia?


Hace unos meses, la Revista Española de Cardiología publicaba un estudio de casos y controles que analizaba el vínculo entre posición socioeconómica, nivel educativo y clase sociolaboral, y la ocurrencia de infarto del corazón. Los resultados vienen a corroborar la hipótesis de que tener un bajo nivel de estudios supone un mayor riesgo de infarto -del orden de 2.5 veces mayor que los de nivel de estudios universitarios-, riesgo que es independiente de la existencia de los factores de origen biomédico (probablemente, los más estudiados de la historia de la ciencia).

Ahora bien. La discusión, en la que en parte se centra esta editorial de la misma revista, está en si el tener un menor nivel educativo es la causa de tener mayor riesgo de infarto, debido a que eso condiciona menor acceso a condiciones de vida que se suponen más «cardiosaludables» (hipótesis de causalidad social) o, más bien al contrario, es su consecuencia, o sea, que las personas con mejor salud y menores probabilidades de enfermedad tendrían más posibilidades de éxito social y de movilizarse hacia arriba en la escala social y educativa (Teoría de la selección de salud). No es ninguna tontería la discusión.

Si nos centramos en la primera hipótesis, nos vemos obligados, si queremos equilibrar la balanza de las desigualdades en salud, a recurrir a la acción social, entre otras, para tratar de mejorar las condiciones de vida de las personas que no disfrutaron nunca (y a este paso nunca lo harán) del estado del bienestar. Dejar a un lado las estatinas para centrarnos en las verdaderas causas de las causas. Si se decantara el dilema hacia el segundo supuesto, una especie de fatalismo nos invadiría, porque sólo el destino, o tal vez los genes y una pizca de suerte, nos daría la salud para lograr las condiciones para mantenerla. O tal vez la salud sería no sólo un deseo per se, sino como trampolín para tener una mejor vida (terrenal, se entiende). Lo cual nos llevaría a la salud mandatoria: señor doctor, déme salud (sea como sea) para poder tener dinero.

Parece que los entendidos en la materia no se mojan del todo, y zanjan el asunto diciendo que ni sí ni no ni todo lo contrario: es probable que intervengan procesos tanto de causalidad como de selección. Tal vez una visión longitudinal a través de estudios prospectivos que sigan la vida de poblaciones enteras durante varias décadas nos devuelva la respuesta al dilema. O tal vez ningún loco investigador se meta en semejante berenjenal. Mientras tanto, a las políticas de salud pública ni se les ve metidas de lleno en este tema ni se las espera.

Pero la situación puede cambiar con la vuelta a los estancos estamentos sociales de origen medieval: es probable que las diferencias sociales se agraven cada vez más y que sea más complicado salir del barrio marginal, de la exclusión social, creándose una sociedad más parecida a la de las castas indias que a la de la igualdad de oportunidades. En ese panorama, ambas hipótesis se irían al carajo: el que nazca rico será rico toda su vida y tendrá más acceso a condiciones que le procuren más salud, y viceversa. Y no habrá posibilidad de ascender ni descender en la escala social.

No es que esté especialmente pesimista últimamente. Tampoco soy un visionario. Sólo que me huele mal la cosa…

[Foto: ¡Quema el dinero y baila! 3/3, por gaelx]


2 comentarios on “Dinero y salud ¿Causa o consecuencia?”

  1. Juana dice:

    Mantengo una teoria, creo que la salud tiene que ver más con la inteligencia que con el dinero, alguien inteligente no fuma, ni bebe en exceso, se cuida, hace algo de deporte, se relaciona medianamente bien con los demás y con su entorno …. en fin, tiene más posibilidades de vivir más y mejor.
    Pero es solo mi teoria.

    Conozco a demasiada gente que tiene más dinero que inteligencia, y lógicamente, pierden el dinero de manera absurda …. además hay demasiada gente que tiene más hijos que inteligencia, con lo cual les amargan la vida y los matan de hambre …. ¡ya! soy de un poco «radical» con estas cosas, me lo dicen mis amigos ….

  2. Juana dice:

    Ha charlado de esto en la cena con mi familia, dicen que tengo que aclarar que inteligencia, no es solo «coeficiente intelectual» es algo más relacionado con la sabiduría.

    Aclarado queda.


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