¡Indignémonos!


Hace unos días conocí la publicación de un libro pequeñito pero matón, de un tal Stephane Hessel, hombre de movida y comprometida biografía. En este libro, Hessel nos invita a indignarnos. Y es que sostiene que uno de los motivos por los que no nos movemos y reivindicamos cambios que nos mejoren el día a día es porque no encontramos con facilidad contra qué luchar. Y no es por falta de motivos, como él mismo nos trata de recordar en su libro.

Los ajustes de los servicios públicos están a la orden del día, y los políticos parecen haberse conjurado en hacernos sentir que la situación no es sostenible, que recortar lo ya de por sí recortado es necesario. Reflejo de la crisis de valores y de ideologías, la sanidad está a merced del mercado.

Por tanto, tenemos motivos más que de sobra para indignarnos, para hacer saber que no estamos dispuestos a asumir políticas que acabarán con el sistema públicos de protección y asistencia sanitaria y conllevará una mayor desigualdad en salud entre los más adinerados y los desprotegidos.

¿Se mantendrá la calidad de los servicios con estos recortes? ¿Qué entienden por calidad? Que se lo digan a los desesperados de las listas de espera… y a muchos que no tienen la culpa de haber sido víctimas de un sistema que ha creado una fuerte dependencia de las personas con enfermedades crónicas hacia el sistema sanitario y la industria farmacéutica, entre otros afectados por el recorte…
Cuando hablan de medidas de eficiencia, ¿se refieren a la implantación de la historia clínica compartida para que los usuarios tengan garantizada una comunicación fluida entre profesionales y que a la vez garantice su seguimiento, su seguridad y evite duplicidad de pruebas? ¿Se refieren a crear espacios de discusión y comunicación entre profesionales de los diferentes niveles asistenciales? ¿A apostar por fármacos genéricos, pero de manera racional (no manteniendo la multiplicidad de marcas que sólo fomentan la confusión entre los usuarios, poniéndolos en peligro)? ¿A garantizar que la receta electrónica evite stocks de medicamentos en los botiquines de las casas? ¿A evitar la medicalización de la vida? ¿A fomentar la educación para la salud y la autorresponsabilidad? ¿A implantar políticas que favorezcan que las medidas adoptadas por un departamento no entrenen contradicción con una adecuada promoción de la salud?

(Texto de un correo masivo, vía Carmina)

(Foto: «Historias clínicas«, por José María Pérez Núñez)


3 comentarios on “¡Indignémonos!”

  1. Dra Jomeini dice:

    No quiero ser deprimente, pero uno de mis adjuntos vive eternamente indignado con todo. Lo único que ha conseguido, aparte de una úlcera es llevarse a matar con el jefe. Yo creo que se consiguen muchas más cosas con diálogo y buenas caras, aunque internamente nos coma la indignación.

    • Enrique Gavilán dice:

      Se puede dialogar, como bien apuntas, indignado, y con buena cara pero firme. Transigir no, ser educado sí. Ni todo vale ni ganamos nada quedándonos como estamos (aunque nadie nos dice que la cosa no empeore, y virgencita virgencita!).
      Un beso!


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