Formación continuada, industria y los errores perpetuos
Publicado: 21 abril 2010 Archivado en: Uncategorized | Tags: Autocrítica, Educación Médica, Industria Farmacéutica 13 comentariosAyer tuvimos reunión todos los responsables de unidades docentes y técnicos de salud de Extremadura, para ver de qué manera podíamos coordinarnos y llevar a buen puerto la formación continuada en el ámbito de la Medicina Basada en la Evidencia y Uso Adecuado del Medicamento. Hay preocupación por el disparado y disparatado incremento del gasto farmacéutico, hay preocupación por la calidad asistencial, hay preocupación por la escasa aceptación de estos temas entre los profesionales sanitarios, hay preocupación por la cada vez mayor penetración de la industria farmacéutica en las actividades de (de) formación de los propios centros de salud (el enemigo en casa). Nada nuevo.
Tras una estupenda introducción de Luis Palomo, responsable de formación del Área de Salud de Cáceres, en la que se habló de la necesidad de establecer prioridades en formación y, como no, de lo mala malísima que es la industria farmacéutica, Galo Sánchez, antiguo subdirector de Farmacia del SES y ahora director de la recién estrenada Oficina de Evaluación e Información del Medicamento, revisó las cosas que, según la evidencia, están demostrado que modifiquen comportamientos en el clínico (básicamente talleres interactivos y la cercanía y autoridad del par, del igual, sobre todo si éste es un líder clínico). Y nos comentó cómo está trabajando la oficina, evaluando medicamentos con la óptica de la metodología GRADE. Nada nuevo (al menos para nosotros, que ya venimos oyendo estas cosas desde hace tiempo de boca de Galo).
Luego vino el turno de debate: se trataba de aunar esfuerzos entre todas las áreas, homogenizar contenidos, aprovechar las experiencias de cada uno y maximizar los esfuerzos y recursos. El debate pronto se dirige a la queja: los de arriba no nos hacen caso, la formación no cuenta casi nada en la productividad ni en los concursos de traslado o de oposiciones, la gente no quiere ir a los cursos en horario de tarde y si se hacen por la mañana no hay o no te ponen sustitutos, no hay motivación para la formación, etc. Nada nuevo.
Hubo aportaciones, sí. Convinimos que todo pasa por pilotar y evaluar una estrategia de diseminación-información de la evidencia, de los productos de evaluación de la oficina, siguiendo un esquema de red de redes, que impregne a los centros de salud formando líderes y tutores, que en el día a día propicien el cambio cultural y organizacional que este sistema necesita. ¿Algo nuevo?
Estuve muy callado, casi no hablé… Ando pensativo últimamente. Cínico, incluso podría decir. No tengo claro qué es lo que hay que hacer, no sé cuál es el camino, pero creo que el esquema formativo en el que nos manejamos no está funcionando. La formación continuada de los profesionales sanitarios ni molesta ni importa. Nada nuevo…
Una última reflexión sobre el tema de evaluar el impacto de las cosas que hacemos en formación. No creo que haya mejor indicador de resultado que éste: seremos conscientes de que verdaderamente estamos consiguiendo nuestros objetivos cuando recibamos en las unidades de formación-docencia la visita (o en su defecto la llamada) de uno de los responsables de Farmaindustria o de cualquiera de sus asociados para que «conozcamos» qué es lo que ellos hacen en pos de la investigación y la formación, que entendamos cómo ellos trabajan, etc., e intenten vendernos la idea de que ellos y nosotros buscamos el mismo objetivo, bla bla bla bla bla bla. Ese día sabremos que les hemos molestado, que verdaderamente hemos sabido hacerles daño (léase, les habremos hecho perder dinero). Los de la industria serán muy malos, malvados hasta la saciedad, pero trabajan, y perdónenme la expresión, de puta madre. Sus objetivos los consiguen sí o sí. Cosa que nosotros no sabemos hacer…
Hasta que no llegue ese día en que vengan a «informarnos» estaremos haciendo, sinceramente lo creo, el canelo. Si ese día llega nos vamos de cañas a celebrarlo, porque será un día grande.
Me quedo con la última reflexión de tu post. No conozco de primera mano el SES, pero cada vez que algún responsable de relaciones institucionales de alguna compañía me ha comentado algo sobre Extremadura, siempre ha sido elogiando la capacidad de diálogo, la sintonía con la Administración, especialmente cuando G Fdez Vara era el consejero. No sé qué fundamento tiene exactamente esa valoración más allá de la cortesía profesional. Pero eso siempre se ponía, años atrás, en contraste con la actitud de la Administración sanitaria andaluza: dura, beligerante, que sí conozco de primera mano. Recuerdo que en los tiempos más a cara de perro de la prescripción por principio activo había quien dudaba, desde la industria, qué era más útil: un Plan Bush o un Plan Marshall. Al final, se aplicó la segunda opción. Obviamente, el asunto de la calidad de la formación continuada no era tan importante en sí mismo como la modulación de los mensajes de la formación continuada a la hora de orientar la prescripción. Esto es, es posible que se haya producido un movimiento pendular exagerado, resultado de la cesión de soberanía de la Administración en ese asunto: la evidencia científica disponible, ¿quién se la cree de verdad como norte para orientar la práctica cotidiana? ¿la Administración, que la usa como munición de combate? ¿la industria, que la usa como herramienta de márketing? Pienso, que, en el fondo, aunque sea un planteamiento que pueda parecer naïf, que la clave está en la ética. Nadie nace siendo interlocutor válido. Ese reconocimiento hay que ganárselo. Con el prestigio. El prestigio es un hecho moral, personal. Creo que los profesionales serán reconocidos como interlocutores válidos cuando se den las condiciones que hagan posible un posicionamiento ético sin que a nadie se le corte la cabeza por ello. Me parece que tú y unos cuantos más vais en esa dirección: enhorabuena, de verdad. Gracias por las reflexiones del post.
Gracias a ti, Alfonso, tenemos conversaciones pendientes, ésta puede ser una de ellas. La clave está en la ética… Yo añadiría algo más: el compromiso. ¿nos lo creemos?
Abrazos
Hoy nos hemos acordado de vosotros: si ventisquea en Cáceres, es porque hay tormenta en Wall Street . Pensando en los diversos comentarios a esta entrada y en tus respuestas, creo que no sería totalmente desechable traer a colación una máxima viejísima del oficio periodístico, dicho sea con perdón y mucho respeto: el medio es el mensaje. Esto es, el contexto de competencias y habilidades propias de un desempeño no es neutro: el procedimiendo condiciona los valores, la ideología, quiero decir (si algún marxista clásico lee este comentario). La actitud ante las cosas que pasan. La actitud recibe la influencia de un mensaje, lanzado en un lenguaje concreto, condicionado en su misma definición por un entorno. Bien, pues ese entorno está cambiando. Ha cambiado ya. Y eso mismo da una oportunidad nueva a la ética, al compromiso. Hablo del profundo cambio cultural impuesto por un catalizador tecnológico llamado Internet, donde muchas jerarquías saltan por los aires y donde sólo las voces auténticas cobran carta de naturaleza. Las instituciones de gobierno empiezan a caer en la cuenta de ello y están sobrepasadas. La industria lo ha visto antes y vamos a asistir a su posicionamiento en este campo de juego de manera clara e inapelable, con su habitual eficacia, en cuantito la FDA se aclare con la regulación de esa actividad en el universo de los medios sociales de la Red. Hay una ventana de tiempo para que la gente, simplemente la gente (tú, yo, tus colegas) se ubique en ese nuevo territorio. Aprovechémosla. Creo, de verdad, que Internet, más allá de poses dospuntoceristas y de gurús a 20.000 la charla, es un espacio donde sólo quien tiene una voz humana y escucha a otras voces se hace oir. Es posible leer en clave sanitaria el Manifiesto Cluetrain y actuar en consecuencia. Me consta. Saludos y buena suerte. A ver si alguna conjunción planetaria nos ayuda a continuar esta conversación y las otras pendientes, por lo menos con una cerveza por delante.
Alfonso,
No sé si creerme o no el efecto mariposa, no sé si el batir de un ala de una mariposa en Cáceres puede llevar con el paso de unos días a provocar un maremoto en Wall Street, lo dudo mucho. Lo que sí que tengo claro es que el mundo de los blogs ocupa los intersticios que no llegan a abrazar ni la industria ni las administraciones ni otras instituciones. Es el poder del normal, como bien dices, muy limitado, pero que en ocasiones puede mover más deprisa, más lentamente o en otra dirección a la gran maquinaria del mercado. La cosa es saber aprovechar bien la herramienta, con responsabilidad, buen juicio e inteligencia. Eso ya no es tan fácil, me temo…
Abrazos
¡ Que bién escribes y sintetizas…¡ :
“hay preocupación por la calidad asistencial, hay preocupación por la escasa aceptación de estos temas entre los profesionales sanitarios, hay preocupación por la cada vez mayor penetración de la industria farmacéutica”
Mejor no se puede decir. Hay preocupación por parte de unos, y nula preocupación e incluso desinterés por parte de otros..
Y llegas a una deducción clara:
“Estuve muy callado, casi no hablé… Ando pensativo últimamente. Cínico, incluso podría decir. No tengo claro qué es lo que hay que hacer, no sé cuál es el camino, pero creo que el esquema formativo en el que nos manejamos no está funcionando. La formación continuada de los profesionales sanitarios ni molesta ni importa. Nada nuevo…”
Y por lo tanto el resultado de la “intervención” para la mejora, plasmado en la formación es nula, cuando desgraciadamente la posible formación se ha transformado en casi todos los sitios en puntos para la carrera ( para que me paguen más, lo haga igual o mejor ), porque en definitiva a demasiados, la sostenibilidad del sistema, en base a una mejor asistencia les importa un pimiento..
Lo de las cañas cuando quieras.
Un abrazo.
La clavas, querido Fernando: a veces me da la sensación de que la formación sólo sirve para el título, para los puntitos de la maldita mentira profesional (perdon, carrera profesional) y para ese canalla método de selección de personal que es la bolsa y las oposiciones. Se nos ha llegado a dar el caso de gente que nos ha pedido el título de un curso sin que éste hubiese acabado, con la excusa de que se terminaba el plazo para aportar (des)méritos en los concursos. El sistema está pervertido, Fernando, a veces quisiera estar ciego y vivir sin conciencia.
Abrazos
De las cañas no has dicho nada…
Di fecha, hora y lugar. Yo invito. Mahou, por supuesto.
Tu turno.
🙂
No utilizo, o muy pocas veces, los recursos formativos de «la industria» por considerarlos de antemano con un interés de parte.
Si me dan algo (formación) algo me pedirán.
Sí los que me ofrece la administración, recursos a veces buenos y otras no tanto. Claro que en unas condiciones de 5 minutos por persona da miedo irse una mañana de la consulta para que al día siguiente tenga que trabajar lo del día y parte del día anterior. El agotamiento diario y el trabajo extra apenas me dejan tiempo para una formación continuada precaria, mis facultades mentales (en especial mi capacidad memoria) se ve seriamente mermada por el esfuerzo intelectual que supone responder a un promedio de 300 consultas cada mañana. Es lo que hay y comentándolo con mis superiores tengo la sensación de que o no me entienden o no me quieren entender.
Gracias por el post, muy acertado.
Hola, heraldio,
A pesar de los problemas de acceso a la formación que comentas, la empresa, la administración, yo que trabajo en ella precisamente en un área de formación, seguimos ofertando cursitos. Y cada día más vemos algo muy significativo: que los médicos no van, y sin embargo enfermería y farmas sí, a todos los que pueden. Porque da puntos para carrera y opos (como bien apunta FernandoG), porque tienen quizá más tiempo, porque su trabajo no supone inmediatez de atención sanitaria, porque no se les sustituye y al médico sí hay que sustituirle (aunque curiosamente luego o «no hay sustitutos» o «no hay dinero para sustitutos»… de locos). Luego, para añadir más paradojas al tema, resulta que en los cursos que la industria ofrece sí que se llenan de médicos, sea a la hora que sea… Yo me pregunto cómo lo hacen, los jodíos, qué buenos son!!
Me da mucho que pensar todo ésto, de veras…
Gracias por el comentario, saludos
Estimado Enrique, no tengo el gusto de conocerte pero te leo hace tiempo. Te voy a dar mi opinión desde el punto de vista hospitalario, «soy farmacéutico del hospital de Cáceres actualmente y he trabajado en el SES y en el SAS.
Desde mi punto de vista, lo importante es definir objetivos y preguntar a los «actores implicados», si lo que queremos es que cale la medicina basada en la evidencia y el uso racional de medicamentos en los servicios clínicos hospitalarios creo que se debe ir hacia «una formación a la carta»:
1) Particularizar y orientar las charlas por servicio. De nada vale hablarle a un traumatologo de la evidencia en antidiabéticos porque no les interesa lo mas mínimo, pero si de la profilaxis quirúrgica antibiótica o del tromboembolismo.
2) Adecuarnos al mejor horario para cada servicio, esto cuesta simplemente una llamada.
3) A lo mejor no es necesario traer a «popes» de la medicina basada en la evidencia o el uso racional del medicamento sino a gente cualificada del área, que seguro que la hay. Creo que lo mas importante es concienciar, mas que dar una charla espectacular.
4) Importantísimo ponerlo en el contrato programa de los diferentes servicios.
Durante mis años en Andalucía, nosotros (el servicio de farmacia hospitalaria) dábamos charlas a los diferentes servicios clínicos sobre uso racional de medicamentos, siempre particularizando y con gran exito, cosa que echo de menos en Extremadura.
Por último, no creo que la industría farmacéutica sea «el enemigo», de hecho este mensaje «chirria mucho» por lo menos a nivel hospitalario. Hay que saber quienes son y hasta donde podemos llegar, incluso muchas veces podemos «utilizarla» a nuestro antojo, igual que ellos nos «utilizan» a nosotros. Al final todos buscamos lo mismo «conseguir nuestros objetivos», creo que subestimamos nuestro poder como administración y profesionales. Falta de ganas, coordinación, imaginación…
Gracias, Luis, muy útiles e interesantes tus aportaciones.
Por desgracia, la formación en el ámbito hospitalario se nos escapa, ese territorio acotado se nos ha recordado ya desde hace tiempo que no es de nuestra incunvencia, a pesar de que nuestro trabajo compete a toda el área y que desde hace tiempo hay «área única» en Extremadura. Sin embargo, muchas son aplicables a Atención Primaria, y muchas de ellas las estamos trabajando. A veces el problema estriba en que los canales de comunicación e información, a pesar de vivir en el año 2010, son débiles, inestables y altamente costosos. En una palabra, seguimos aún anclados en la era del fax para muchas cosas.
Por otro lado, la formación sí está en los contratos de gestión, al menos en mi área. Ésto ha llevado, ni te imaginas, a situaciones harto perversas. Y lo de los popes estoy de acuerdo contigo, no se trata de deslumbrar sino de persuadir y motivar, quizá, y eso lo consigue mejor un par, una persona normal y corriente, como cualquier otra (a priori, no todos tienen la capacidad de ser buen docente).
No tengo ningún conflicto en asegurar abiertamente que no tengo ni idea de cómo avanzar en mi trabajo, que no veo el camino, pero al menos tengo claro que lo que estamos (estoy) haciendo no está consiguiendo su objetivo último. Se abren vías, se dislumbran posibles soluciones… puede. Habrá que seguir intentándolo, no?
Gracias
[…] su entorno económico y social. Que lo configuramos entre todos: a fin de cuentas, si ventisquea en Cáceres, un suponer, es porque se ha formado una tormenta en Wall Street, pongamos por […]